lunes, 16 de mayo de 2016

Salud mental: instan a los países a invertir más recursos

Para el Banco Mundial y la OMS, se cuadruplica la ganancia en productividad.

Por algo así como 15 pesos que el sistema de salud argentino invierta en asistir a las personas con síntomas depresivos o de ansiedad recuperaría 60 pesos -o cuatro veces más- en capacidad productiva y calidad de vida en los próximos años. Así parece una buena inversión, según coinciden los autores de un informe que presentó el Banco Mundial en Washington durante una reunión de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

En realidad, los valores se estimaron en dólares y la intención del estudio, publicado en The Lancet Psychiatry, les muestra por primera vez a los gobiernos la importancia económica de atender los dos trastornos de salud mental más comunes en la población mundial: la depresión y la ansiedad. Una herramienta de la OMS, OneHealth, proyectó que por cada dólar de inversión se recuperan 4 dólares en capacidad productiva en 15 años. Para eso se usaron datos de 36 países. 

Una de cada 10 personas convive con síntomas de depresión y ansiedad. En escenarios de crisis o emergencias, eso crece a una de cada cinco personas.

Un estudio reciente en The Lancet describió cómo los trastornos mentales, con la depresión y la ansiedad a la cabeza, habían avanzado hasta provocar un tercio de la discapacidad en la población y compararse con las complicaciones cardiovasculares. Los autores, de Harvard y el King's College de Londres, estimaron que los países invierten en salud mental hasta el 0,4% de sus presupuestos. 

En el nuevo estudio, ese valor es de entre 1 y 5 por ciento. Ahí surgió, además, que ampliar la atención, en especial con las intervenciones psicosociales y el uso de antidepresivos, costaría 147.000 millones de dólares. Con eso, un país elevaría un 5% el presentismo laboral o educativo y la productividad equivalente a 399.000 millones de dólares. Pero también mejoraría la salud y la calidad de vida por unos 310.000 millones de dólares.

En Washington, distintos países, como Brasil, presentaron políticas públicas en esa dirección: redes de atención psicosocial, con detección temprana en la atención primaria, e intervenciones cognitivo-conductuales breves para los casos leves a moderados y derivación a especialistas en los casos graves.

"Es mejor que la gente esté sana. Pero el nuevo estudio demuestra que también es económicamente conveniente porque mejora la productividad de la población", explicó Dévora Kestel, titular de la Unidad de Salud Mental y Consumo de Sustancias de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

En diálogo con LA NACION desde Washington, agregó: "No se conoce la envergadura del problema. La salud mental está tradicionalmente asociada con la locura, los hospitales psiquiátricos, cuando los problemas más comunes son la depresión y la ansiedad. Excepto en países como el nuestro [por la Argentina], al que no va a un psicólogo lo miran raro. Es difícil que una persona haga una consulta por salud mental si no es grave".

Kestel, que es argentina, recordó que más del 70% de la población con depresión y más del 80% con ansiedad no reciben atención, "cuando en una dolencia física eso sería excepcional. Pero en salud mental, aún estamos más débiles".

En la región, los sobresaltos sociales, políticos y económicos cíclicos generan inestabilidad y aumento de la violencia, factores que en el tiempo incrementan el malestar y erosionan la capacidad de respuesta. Según dijo Kestel, el 80% de la población con depresión y trastornos de ansiedad vive en los países en vías de desarrollo, que son los que más necesitan una población saludable y productiva para crecer.

"Estamos hablando de problemas que exigen una gama de respuestas más amplia que la que se está usando. Es, por ejemplo, una depresión que no es grave, pero que causa problemas a diario y necesita una intervención breve y efectiva. Reservemos a los especialistas para los casos que más los necesitan", finalizó la referente de la OPS.

Fuente: La Nación