El gobierno británico autorizó en los años 60 a experimentar
con niños y adolescentes sin consulta ni aprobación de los padres. Las pruebas
buscaban determinar los efectos de medicamentos psicotrópicos, según archivos
que acaban de ser desclasificados.
El Ministerio del Interior británico autorizó ensayos
experimentales de fármacos con niños en dos reformatorios ingleses en los años
60, según documentos desclasificados por los Archivos Nacionales y divulgados
por la BBC. Las pruebas se hacían sin la consulta a los padres y con la
intención de investigar una eventual “mejora” del comportamiento de chicos
problemáticos mediante psicofármacos.
La investigación, realizada por el programa Today, reveló
que los adolescentes de uno de los centros, el de Richmond Hill Approved
School, en el condado inglés de North Yorkshire, que albergaba a alumnos a
partir de los 15 años, fueron sometidos a consumir un fármaco anticonvulsivo
llamado “Beclamida” sin el consentimiento de sus padres y durante un período de
seis meses en 1968, en un intento de mejorar su comportamiento.
En otro colegio de niñas cercano a la ciudad de Leeds (norte
de Inglaterra), el Gobierno autorizó otro ensayo –que no llegó a efectuarse–
con un fármaco sedante.
En ese caso, se había previsto que el fármaco Haloperidol
–un potente sedante que actualmente se emplea como medicamento antipsicótico–
se administrara a todas las alumnas, de 14 y 15 años, del centro Springhead
Park Approved School, en la localidad de Rothwell, Northamptonshire. Sin embargo,
aunque las pruebas del antipsicótico fueron aprobadas en la escuela Springhead,
Park, su directora, Shelagh Sunner, rechazó el experimento.
Sunner, actualmente ex directora del centro, dijo en
declaraciones a la BBC que las drogas no eran la “solución para sus niñas. No
eran mentalmente niñas enfermas. Teníamos que trabajar a través de sus
emociones no de fármacos”.
Las escuelas que aprobaron estos métodos no recibían un
consentimiento paterno, sino que los directores y médicos tomaban la decisión de
manera unilateral. Todos estos sitios fueron financiados e inspeccionados por
el Ministerio del Interior y administrados por organizaciones voluntarias, de
acuerdo a la investigación.
Los archivos británicos registran correspondencia entre tres
médicos –todos ya fallecidos– sobre los planes para los ensayos con esos
medicamentos. En un en una carta de 1967, JR Hawkins, un psiquiatra que
trabajaba en Richmond Hill, escribió al Ministerio del Interior pidiendo
permiso para probar los medicamentos en los niños que estaban “impulsivos,
explosivos, irritables, inquietos y agresivos”.
Fuente: Página 12