La semana pasada se publicó en el Boletín Oficial la ley "A los chicos por
su nombre", que recibió sanción en agosto por la Legislatura bonaerense.
La iniciativa fue lanzada por Paula Kriscautzky, encargada de la biblioteca
popular platense "Del otro lado del árbol".
La iniciativa plantea que en todo el territorio bonaerense,
las camas de los pacientes pediátricos deberán estar identificadas a partir de
hoy por el nombre del niño internado, en lugar de un número, como venía
haciéndose hasta ahora.
Esto deberá suceder en todos los hospitales públicos y
privados de la provincia de Buenos Aires.
Kriscautzky fundó una biblioteca popular que funciona frente
al Hospital de Niños Sor María Ludovica de La Plata, después de que Pilar, su
hija de 5 años, falleciera tras permanecer internada en distintos centros de
salud.
Qué establece la ley
La nueva legislación establece la obligación "de
identificar las plazas hospitalarias en las que permanezcan internados
pacientes pediátricos, por el nombre y apellido de los niños que ocupen las
mismas, durante su permanencia en tales establecimientos".
Además, de acuerdo a la norma, deberá realizarse en forma
clara y legible. Por otro lado, en los fundamentos se señala: "A quien le
toca transitar una circunstancia de enfermedad tiene como derecho primero ser
llamado por su nombre propio y ser respetado de manera íntegra. Nadie por estar
enfermo se convierte en la patología que lo afecta, nadie se transforma en un
número frío y despojado de humanidad".
En primera persona
Kriscautzky contó cuál es el objetivo de la propuesta:
"Tiene que ver con el primer derecho que se debe cumplir, que es el
derecho a la identidad. Una vez escuché: 'a la 16 entra un tumor' y pensé 'qué
lejos estamos de comprender el universo humano. A la 16, número de cama, entró
Pilar, mi pequeña hija, que pasaba por una traumática situación de enfermedad,
y que sin dudas esa circunstancia no la definía, ni hablaba de ella. A la cama
número 16, entró Pilar, una niña de 5 años, de rulos desparejos que transitaba
su jardín de infantes. Pilar que tenía una familia que la amaba, que le gustaba
pintar y escribir su nombre en cada oportunidad que tenía. A la 16, número de
cama, entró Pili, Pilita, Pilucha, Pi, una pequeñita que esperaba curarse para
crecer feliz".
Fuente: Diario Hoy