martes, 27 de septiembre de 2016

En los hospitales bonaerenses, las camas deberán tener el nombre del niño internado

La semana pasada se publicó en el Boletín Oficial la ley "A los chicos por su nombre", que recibió sanción en agosto por la Legislatura bonaerense. La iniciativa fue lanzada por Paula Kriscautzky, encargada de la biblioteca popular platense "Del otro lado del árbol".

La iniciativa plantea que en todo el territorio bonaerense, las camas de los pacientes pediátricos deberán estar identificadas a partir de hoy por el nombre del niño internado, en lugar de un número, como venía haciéndose hasta ahora.

Esto deberá suceder en todos los hospitales públicos y privados de la provincia de Buenos Aires.

Kriscautzky fundó una biblioteca popular que funciona frente al Hospital de Niños Sor María Ludovica de La Plata, después de que Pilar, su hija de 5 años, falleciera tras permanecer internada en distintos centros de salud.

Qué establece la ley

La nueva legislación establece la obligación "de identificar las plazas hospitalarias en las que permanezcan internados pacientes pediátricos, por el nombre y apellido de los niños que ocupen las mismas, durante su permanencia en tales establecimientos".

Además, de acuerdo a la norma, deberá realizarse en forma clara y legible. Por otro lado, en los fundamentos se señala: "A quien le toca transitar una circunstancia de enfermedad tiene como derecho primero ser llamado por su nombre propio y ser respetado de manera íntegra. Nadie por estar enfermo se convierte en la patología que lo afecta, nadie se transforma en un número frío y despojado de humanidad".

En primera persona

Kriscautzky contó cuál es el objetivo de la propuesta: "Tiene que ver con el primer derecho que se debe cumplir, que es el derecho a la identidad. Una vez escuché: 'a la 16 entra un tumor' y pensé 'qué lejos estamos de comprender el universo humano. A la 16, número de cama, entró Pilar, mi pequeña hija, que pasaba por una traumática situación de enfermedad, y que sin dudas esa circunstancia no la definía, ni hablaba de ella. A la cama número 16, entró Pilar, una niña de 5 años, de rulos desparejos que transitaba su jardín de infantes. Pilar que tenía una familia que la amaba, que le gustaba pintar y escribir su nombre en cada oportunidad que tenía. A la 16, número de cama, entró Pili, Pilita, Pilucha, Pi, una pequeñita que esperaba curarse para crecer feliz".

Fuente: Diario Hoy