martes, 6 de septiembre de 2016

Ley de Genéricos: contrapunto por la reforma que avanza en el Congreso

El proyecto oficial establece que no se puedan introducir nombres comerciales en todas las recetas. La iniciativa está en la comisión de Salud, y podría aprobarse en breve. La Academia Nacional de Medicina se pronunció en contra de la medida: “se desconoce la opinión del médico”.   

La denominada Ley de Prescripción de Medicamentos por su Nombre Genérico se aprobó en plena crisis del 2002, y a lo largo de estos años tuvo altas y bajas. Una serie de reformas buscaron potenciar su alcance, hasta que este año una iniciativa busca ir a fondo con su aplicación. Así, si se aprueba, la nueva normativa prohibirá definitivamente que las recetas de cualquier clase lleven el nombre comercial de los medicamentos. La medida se analiza en el Congreso, en medio de la disputa que el gobierno nacional tiene con la industria farmacéutica, por varios temas, entre ellos la apertura a genéricos extranjeros para ingresar a las licitaciones que hace el Estado. En estos días, la reforma avanza en la comisión de Salud, cuya presienta es la autora. Una asociación médica cuestionó el proyecto, y advirtió sobre su impacto.

La iniciativa de la diputada nacional Carolina Gaillard ya logró consenso en la comisión de Salud –que la legisladora entrerriana preside –y podría tratarse en la cámara baja en los próximos días. Los proyectos modifica la ley 25.649, para que toda prescripción médica deba efectuarse “en forma obligatoria expresando el nombre genérico, sin la posibilidad de sugerir la marca comercial del medicamento”. “Las marcas no aseguran mejor calidad, en Gran Bretaña y Estados Unidos el 60 por ciento de los medicamentos que se consumen son genéricos, y sus precios son un 40 por ciento más baratos que las marcas reconocidas”, manifestó la legisladora.

le Legisladora propone modificar los artículos 2 y 3 de la ley 25.649, que actualmente obliga a la prescripción por el genérico, pero deja abierta la puerta para que los médicos sugieran una marca. "Queremos que los ciudadanos elijan libremente qué marca comprar y que ésta no sea impuesta por el lobby publicitario de los laboratorios", afirmó. El proyecto fue acompañado por los diputados nacionales Juliana Di Tullio, Diana Conti, María Emilia Soria, Lucila De Ponti, Araceli Ferreyra, Lautaro Gervasoni, Jorge Barreto, Julio Solanas, Juan Manuel Huss, Eduardo Seminara y Juan Manuel Pedrini.

En ese sentido señaló que el Estado tiene el deber de garantizar accesibilidad y calidad como política de salud. “La Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología médica (ANMAT), controla y certifica la calidad todos los medicamentos que se venden en las farmacias y cumplen con los protocolos internacionales que avalan su producción”, explicó. “Si la calidad está asegurada por la ANMAT, nosotros debemos legislar por el acceso a los medicamentos de calidad y menor costo, enmarcado en una política pública de Salud que lo garantice”, concluyó.

La Comisión de Salud de la Cámara de Diputados está trabajando en la organización de una jornada sobre medicamentos genéricos para construir consensos en torno a la necesidad de garantizar el acceso a medicamentos de calidad. Se invitará a especialistas, académicos, cámaras de laboratorios, representantes de las farmacias y sindicatos de la industria. Es que en algunos sectores causa resquemor esta medida, y no dejan de plantear dudas.

El fin de semana, la Academia Nacional de Medicina emitió un comunicado en el que manifiesta su preocupación por este proyecto, y se destaca que de esta forma “se desconoce la opinión del médico, único responsable ante la ley del tratamiento de sus pacientes, y se pasa por alto que la farmacia puede estar atendida por personal no profesional”.

En tanto, el académico Juan Antonio Mazzei, subrayó que “como es sabido, en la Argentina no hay ‘ley de genéricos’, sino sólo de ‘prescripción por nombre genérico’. Para que haya medicamentos genéricos se requiere que caiga la patente y se presenten estudios de biodisponibilidad y bioequivalencia, que en el país no son exigibles. Si este proyecto prospera, ¿quién va a recetar? ¿El paciente? ¿El farmacéutico?”.

"Está bien establecido que entre tres remedios con la misma sustancia activa muchas veces hay uno de más calidad -coincidió Mercedes Weissenbacher, también integrante de la Academia-. Si no dejan que los médicos elijan el tratamiento para su paciente, quedaría en manos de quien esté en la farmacia, que no siempre es el farmacéutico." Partiendo de estos criterios, el comunicado de la Academia advierte: "Reformas como la propuesta impiden la actividad normal del médico, rebajan su calidad profesional y no aseguran la efectividad de un tratamiento. Es de desear que medidas como la presente no sean aprobadas por las autoridades".

La ley de prescripción por nombre genérico fue aprobada en agosto de 2002, un proyecto que contó con un amplio respaldo del justicialismo, el ARI, el radicalismo, Polo Social, Frente para el Cambio, los partidos provinciales, y sólo anunciaron su voto negativo Marta Alarcia y se abstuvieron los legisladores de Autodeterminación y Libertad. Según cálculos extraoficiales del Ministerio de Salud en esos días, con la sanción de esta ley “se podría ahorrar un 60 por ciento los costos en medicamentos de la población, que representarían una cifra cercana a los 4.000 millones de pesos anuales”.

La discusión de esta medida se da en medio de una tensa relación entre el gobierno nacional y la industria farmacéutica nacional, que rechaza que se abra el mercado a los genéricos extranjeros. El Ministerio de Salud ya permitió que sean parte de las licitaciones para surtir al Estado, e incluso amenazan con incorporar estos fármacos –sobre todo indios y chinos –a la seguridad social, algo que los laboratorios nacionales rechazan de plano. Además, se negocian las condiciones del nuevo convenio de PAMI, otra pelea que enfrenta a las partes.

Fuente: Mirada Profesional