miércoles, 22 de marzo de 2017

La falta de agua potable mata más que los accidentes y el sida

Calculan que 3,5 millones de personas mueren cada año por no tener acceso a aguas seguras.

La falta de acceso al agua potable, un derecho humano universal declarado en 2014 por la Organización Mundial de la Salud (OMS), provoca la muerte de 3,5 millones de personas cada año, el doble de los decesos que se producen por accidentes viales y casi el triple de los ocasionados por el sida, según un informe del Consejo Mundial del Agua (WWC, por sus siglas en inglés), con motivo de celebrarse hoy el Día Mundial del Agua, instituido en 1993 cada 22 de marzo.

La falta de agua potable mata más que los accidentes y el sida

El documento de la WWC, un organismo dependiente de la ONU, señala que “las enfermedades relacionadas con el agua representan 3,5 millones de muertes al año”, mientras que 1,3 millones de personas fallecen anualmente por accidentes automovilísticos y 1,1 millones como consecuencia del Sida.

La situación en nuestro país

Nahuel Schenone, especialista en calidad de agua y recursos hídricos, asegura que “en Argentina hay mucho recurso hídrico, pero hay que fomentar políticas que sirvan para concientizar a la población para cuidarlo, porque de otra manera estamos condicionando este recurso a futuro”.

“En Argentina hay mucho recurso hídrico, pero hay que fomentar políticas que sirvan para concientizar a la población para cuidarlo, porque de otra manera estamos condicionando este recurso a futuro”

El especialista consideró apropiado discriminar en relación al acceso al agua potable entre “zonas urbanas o zonas rurales”, y afirmó que “no está garantizado el acceso a este recurso esencial para toda la población”.

“En muchas zonas rurales o comunidades de pueblos originarios, el agua es obtenida de ríos, canales o espejos de agua; en cambio en zonas urbanas el acceso al agua potable es a través de plantas potabilizadoras, que es donde mayor inversión hay, ya que requiere una mayor infraestructura”, explicó.

Otro grave problema “es el alto porcentaje de aguas residuales que vuelven a los ecosistemas sin ser tratada”, aseguró Schenone, al explicar que se trata de un ciclo: “tomamos agua de los mismos lugares a donde la devolvemos, tenemos que tomar conciencia de la importancia del saneamiento”.

Según la Organización de Naciones Unidas (ONU), el 80% de las aguas residuales que se generan en el mundo vuelven al ambiente sin ser tratadas ni recicladas.

En nuestra región, la Autoridad de la Cuenca Matanza-Riachuelo (ACUMAR) “debe controlar los afluentes que terminan en el Riachuelo, pero muchas empresas no mejoran la reconversión de afluentes que son arrojados allí, por lo que se produce una contaminación constante”, aseguró Schenone.

“Hay otras cuencas, como la del Salado, que reciben desechos de industrias de agricultura intensiva, o la del Río Dulce en Santiago del Estero, o la cuenca del Paraná, donde a lo largo de Rosario y Santa Fe las grandes ciudades aportan afluentes sin tratamiento, lo cual afecta la calidad en lo que es la cuenca baja”, argumentó el especialista.

El desafío en Latinoamérica

“Las cuencas son compartidas, no discriminan provincias ni municipios, tomamos agua de los ríos Paraná, Uruguay, de la Plata, y devolvemos el agua a los mismos; por eso es fundamental concientizar sobre la importancia de cuidar un recurso tan esencial como el agua, y para ello es necesario inversión publica, controles, mantenimiento y regulaciones”, concluyó Schenone.

En América latina, en tanto, la relación con el agua es muy diversa. Existen por ejemplo zonas terriblemente afectadas, como Haití, donde sólo el 58% de la población tiene acceso al agua potable, lo que lo convierte en el único país de Latinoamérica y El Caribe que se encuentra dentro del ranking de los 20 países más afectados a nivel global.

Sin embargo, el presidente del WWC, Benedito Braga, calificó la situación regional como “esperanzadora” en comparación con otras áreas del planeta, y estimó que “en latinoamérica el 8% de la población no tiene acceso a agua potable, cifra que se incrementa al 12% en Asia y al 32% en el Africa subsahariana”.

Fuente: El Día